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miscelaneas | Ambiental

NATURALEZA Y DERECHO

Desde algunos años atrás viene creciendo la conciencia acerca de la interdependencia entre todos los seres vivos y la tierra.

Se trata de una circunstancia que actualmente demanda el reconocimiento de derechos no sólo humanos sino también de la naturaleza.

El reconocimiento de los valores intrínsecos de la naturaleza posee muy diversas repercusiones en el campo de la política, la economía y en la forma de concebir las diversas vías de desarrollo.

Dicho reconocimiento, claro está, no impugna de plano el uso y aprovechamiento de los recursos naturales, sino que impone condiciones y responsabilidades a ser en lo sucesivo discutidas.

Asignarle valores intrínsecos a la naturaleza trae aparejado una crítica a las demandas de crecimiento económico y expansión productivista, propias de una concepción que reduce el medioambiente a un mero proveedor de recursos.

En contraposición con ello, la protección de todas las formas de vida reclamada por el biocentrismo cuestiona el uso exacerbado de los bienes naturales para sostener estilos de vida basados en la opulencia y la riqueza concentrada.

Ese biocentrismo considera que la naturaleza y sus recursos deben ser aprovechados para erradicar la pobreza y asegurar una buena calidad de vida extendida a todos los miembros de la población.

La tesis de los derechos de la naturaleza, sin embargo, dista mucho de ser unánime. Tan es así que ha encontrado fuertes defensores pero también cuestionamientos de muy variada índole.

Se objeta que cambiar un paradigma antropocéntrico por otro geocéntrico implicará someter al humano a futuras limitaciones arraigadas en las exigencias de un nuevo mito.

Un nuevo mito que hace de los seres vivos y de la naturaleza un sujeto de derecho capaz de desplazar al hombre del lugar preeminencia jurídica que hasta la fecha ocupa.

Ese desplazamiento, según temen, hasta podría condicionar la efectiva vigencia de los derechos humanos.

¿No se trata, acaso, de un impugnación condicionada por una sesgada interpretación de los derechos humanos? ¿No esconde el temor a una ecología percibida como amenaza al derecho de propiedad privada de ciertos recursos colectivos?

En contraposición a los temores expresados, la ampliación de derechos a la naturaleza y a otros seres vivos se encuentra llamada a fortalecer una red ecológica cuyo alcance incluye a los seres humanos.

Sus críticos suelen quedar atrapados en una conciencia ambiental que concibe a la moral como patrimonio exclusivo de lo humano. De acuerdo a ello, cualquier intento de establecer una relación moral con la naturaleza no humana representa un menoscabo valorativo.

Lo cierto es que en nuestros días asistimos a una evolución del Derecho. Una que va desde las iniciales preocupaciones sobre la protección de una especie, con un criterio marcadamente antropocéntrico, hacia la protección de objetos mucho más abstractos y globalizadores.

Entre aquellos cuentan el clima, la biodiversidad, el patrimonio genético o la capa de ozono.

Una evolución que es consecuencia de haber aprendido a valorar moralmente a la naturaleza, por su condición de tal, más allá de su dimensión patrimonial y de los beneficios que puede proporcionarnos su aprovechamiento inmediato.

* Doctor en Derecho, profesor titular de la Universidad Nacional de Río Negro (UNRN)