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DERECHO A MORIR

Se despidió de su familia: "Quiero morir, no es algo triste, no soy feliz". El científico David Goodall de 104 años viajó a Suiza para someterse a un suicidio asistido

El mes pasado se cayó en su departamento y durante dos días su familia no supo nada de él. Para David Goodall eso fue suficiente, el médico le recomendó tener a un cuidador las 24 horas y para el científico australiano de 104 años eso es humillante entonces contrató los servicios de la clínica Life Circle en Basel (Suiza) y este miércoles se despidió de su familia y partió hacia allá para morir dignamente.

A pesar de las críticas, el distinguido ecologista y botánico nacido en Londres pero radicado en Perth (Australia) hace años defendió su decisión de acabar con su vida: "Lamento mucho haber alcanzado esta edad", dijo Goodall en su cumpleaños el mes pasado. "No soy feliz. Quiero morir. No es particularmente triste. Lo triste es que me lo impidan".

Como despedida pasará unos días en Francia y luego sí, su despedida de la tierra en la clínica suiza. En su viaje del miércoles lo acompañó su amiga Carol O‘Neill, representante del grupo defensor de la muerte asistida Exit International. Antes de partir, el científico tuvo un emotivo encuentro con u

no de sus nietos que lo despidió en el aeropuerto

Su pedido tuvo inicio en un conflicto con la Universidad Edith Cowan de Australia que quiso obligarlo a retirarse de su trabajo y durante dos años mantuvieron una batalla legal, que le habría dejado secuelas en su físico. Lo obligaron a trabajar en un lugar más cercano a su casa y a partir de esto, su ánimo y su salud empezaron a quebrarse.

"No pudo ver más a los colegas y amigos de la antigua oficina.Ya no tenía el mismo ánimo y estaba empacando todos sus libros. Fue el comienzo de dejar de ser feliz", explicó O‘Neill a BBC. Luego, su caída en el departamento fue la gota que rebalsó el vaso y pidió el final de sus días, generando un intenso debate en Australia.

Desde el estado, se aprobó la legalización de la muerte digna pero con una condición que Goodall no cumple: tener una enfermedad terminal. Con la mente en alto y sin mirar atrás, el científico partió el miércoles y aseguró que su familia lo entiende: "Ellos se dan cuenta de lo insatisfactoria que es mi vida aquí, insatisfactoria en casi todos los aspectos".