SU NOMBRE, SU TRAUMA…
Su infancia fue una pesadilla. Fue víctima de bullying y se aislaba cada vez que podía de la mayoría de sus compañeros en el colegio. Atravesó un verdadero infierno y todo a raíz de su nombre. Así, décadas después, el hombre recibió el aval de un Juzgado Civil para poder cambiarse su nombre de pila y empezar así a llevar una "vida normal".
El hecho ocurrió en Rosario, donde la jueza Marisa Malvestiti, del Juzgado Civil y Comercial Nº 3, autorizó a un hombre a cambiarse el nombre de pila para terminar con su calvario.
"La infancia del peticionante estuvo marcada por un fuerte rechazo hacia su prenombre y todo lo que implicara su utilización o su rúbrica, como el aislamiento en las instituciones juveniles y sociales, manifestando que no sólo carece de cobertura social o bienes a su nombre, sino que también rehúsa de atención médica hasta niveles alarmantes, únicamente por el hecho de no dejar registros de su identidad en los centros respectivos", indicó la magistrada en el fallo.
Y agregó: "El mero hecho de que se dirijan a él con su prenombre 'M' lo sumerge en un estado de depresión y recrea tortuosamente su fuero íntimo".
El hombre, cuyas iniciales eran M.S.S., padeció el nombre registrado en su documento durante toda su vida. A raíz de la infancia traumática que debió desarrollar, el conflicto terminó por hacerse cada vez más profundo durante su vida adulta.
El hombre no pudo siquiera concretar un trabajo registrado, ni ser titular de ningún tipo de bienes. Incluso, el señor llegó a rehusarse a someterse a atención médica en centros de salud, sólo para evitar que su nombre quedara registrado en actas.
Así, el protagonista de la historia intentó llevar su vida de la mejor manera con un seudónimo, de inicial S. "El hecho de que no sea éste el que figura en su DNI y demás documentación le ha causado situaciones desvaliosas, impidiéndole desarrollar y disfrutar plenamente su vida, en todos los aspectos que la misma conlleva; inclusive contraer matrimonio y tener hijos", agregó la jueza en el fallo.
Según la propia magistrada, "No se trata de ningún nombre ridículo ni que llame a ningún equívoco. Tampoco es una cuestión de capricho ni de frivolidad, de querer tener tal o cual nombre porque rima con el apellido".
Así, la jueza permitió finalmente que el sujeto cambiara su nombre de inicial "M" por el nombre comenzado en "S" y lo ofició en el Registro Civil de Rosario para que se lleve a cabo el trámite.
"El nombre es uno de los pilares fundamentales de la identidad de las personas y representa el primer rasgo no visual que define vínculos entre los integrantes de una comunidad", aseguró Malvestiti en su fallo.