UN DRAMA FAMILIAR ATRAVESADO POR LA TRATA. INSCRIPCION DEL MENOR EN CAUTIVERIO.
Tras un análisis de ADN, un juez de Rio Tercero, Córdoba, determinó la filiación de un niño respecto de su madre, una víctima de trata que lo concibió estando secuestrada y que lo inscribió en el Registro Civil con una identidad falsa. La impactante historia.
La Justicia de Córdoba determinó la filiación de un niño en relación con su madre, cuyo nacimiento fue fruto de una violación sufrida por la joven, que había sido víctima de una red de trata. Ahora, el Registro Civil de la localidad de Rio Tercero deberá modificar el acta de nacimiento del pequeño.
El caso, que tramitó por el expediente “Asesor Letrado de Primer Turno, en representación del menor G. S. A. c/G. R. A., y Otro – Acciones de filiación – Contencioso”. fue llevado adelante por la jueza en lo Civil, Comercial y de Familia de 1.º Nominación de Río Tercero, Romina Soledad Sánchez Torassa, quien hizo lugar a una demanda de impugnación del reconocimiento de la paternidad extramatrimonial en contra quienes figuraban como padres, y de reclamación de la filiación materna contra la madre biológica.
Lo particular del caso es que las dos demandadas eran la misma persona. La víctima era una joven de Santa Fe que conoció un matrimonio que le ofreció trabajo como niñera, aunque resultó ser una pareja de tratantes que la subsumieron en un infierno, del cual escapó, se mudó de provincia y cambió de identidad.
El relato es estremecedor, según consta en las actuaciones, la joven fue llevada a otra localidad de la Provincia a cuidar a unos niños por un fin de semana, pero pasados los dos días, la joven quiso volver a su casa. No obstante, la pareja se negó y le dio una bebida con sedantes que la hizo quedar dormida. Cuando se despertó “se encontraba en una habitación con una cama y una mesa de luz”. Allí una mujer unos 55 años de edad que le dijo "nena quédate quietita y calláte la boca" y al rato entraron dos “tipos”, que “le pegaron, le rompieron la ropa y la violaron”.
La odisea de la joven, llamada L. M. C. M, se extendió por más de dos años. En el ínterin, la adolescente quedó embarazada. Cuando se enteró del embarazo, decidió escapar del lugar. En el camino encontró a un hombre que le dio ayuda y la llevó a la Ciudad de Rio Cuarto. Posteriormente, la víctima se comunicó con su madre, a quien le pidió que “le consiguiera un documento con otro nombre y una partida de nacimiento”.
M. recibió de su madre, por carta, “un DNI que no tenía foto y que el número era xxxx, a nombre de la Sra. G. V. G. y una partida de nacimiento con los mismos datos”. M. colocó su foto al DNI enviado por su madre y se dirigió al Registro Civil de la localidad de Almafuerte para solicitar la renovación del mismo, lo que obtuvo al año. En el medio, nació el pequeño, que nunca fue anotado hasta que la necesidad hizo que recurriera al Registro Civil, ya que no podía hacer trámites sin DNI. Fue en ese momento donde anotó al niño como hijo de su nueva identidad, y como padre figuraba el hombre que la salvó – que se transformó en su pareja -.
La historia quedó en secreto durante años, hasta que la joven, asesorada por organismo de Derechos Humanos, se decidió a hacer la denuncia del caso de trata ante la Justicia Federal, que luego remitió parte de las actuaciones a la Justicia Ordinaria para que tramite la causa de rectificación de la partida.
Llegado el caso al Juzgado de Familia, la mujer y su pareja – que fueron demandados en autos – se allanaron a la pretensión del niño – representado por el asesor de menores – y, tras realizarse la prueba biológica, se determinó la maternidad.
En su fallo, la jueza Sánchez Torassa destaca la “relevancia fundamental” que tiene la prueba biológica en este caso, donde se estableció una Probabilidad Materna (PM) de 99,999995% y por la cual “se excluyó la posibilidad de que R. A. G. fuera el padre biológico”, lo que la llevó a declarar que el examen “posee suficiente entidad convictiva para hacer lugar a la demanda de impugnación de la maternidad intentada