SUMARIO:

                   Corresponde hacer lugar a la demanda de daños y perjuicios interpuesta por el integrante de la comisión directiva de una asociación contra otro miembro que lo agredió verbalmente en una reunión, cuyos dichos injuriosos fueron asentados en el libro de actas de la entidad. Señala, el fallo, que si bien es cierto que en la doctrina penalista s e discute acerca del requisito del "animus iuriandi" -intención maligna del agente, consistente en el propósito de ofender-, la cuestión carece de implicaciones en el orden civil, pues la conducta ofensiva culpable engendra la obligación de resarcir el daño causado.