PAPÁS QUE NO PUEDEN VER A SUS HIJOS: Un tema que sucede mucho y del que se habla poco
El triste desenlace del caso de Nicolás Befumo, quien falleció pocos días después de exponer su angustia a través de ABCHoy, porque por desavenencias con su ex pareja, no podía ver a su hija, despertó las reacciones de otros hombres que transitan por un calvario similar, sintiéndose desamparados por la justicia y además, con la frustración de no conseguir despertar el interés social sobre el tema.
Fueron cuatro, los hombres que a partir de la historia de Nicolás, se contactaron con este medio, afirmando que, con contextos diferentes, padecen la ausencia de un vínculo con sus hijos, como consecuencia de relaciones de pareja que no terminaron bien y en la que los pequeños se transforman en involuntarios rehenes del fuego cruzado de los mayores.
En general, al dolor del tiempo que pasa sin el vital contacto con los hijos, se suman las dificultades de encontrar resortes o herramientas en el Estado, que contemplen estas situaciones en la que los padres se ven impedidos de acceder a una relación parental con los menores.
Uno de los casos que llegó a esta redacción, tras la marcha que se desarrolló en reclamo de justicia por Nicolás Befumo que organizaron sus familiares, fue el de Felipe Orbe, un joven de 26 años que confiesa, “pensé mucho antes de hacer esta entrevista, pero lo que pasó con ese chico, Nicolás, al que nunca conocí, me partió la cabeza. Y creo que alguien tiene que hacer algo, algo tiene que cambiar”.
Felipe tiene 26 años y en pocos meses su proyecto de vida se trastocó completamente. Su hija nació en enero y a partir de ese momento, una convivencia difícil y una relación con su ex pareja que se desgastó, hicieron que la mamá de su pequeña se fuera a vivir a Bahía Blanca, ciudad de la que es oriunda y desde entonces, le fue permitido ver solo una vez a su beba, en aquella ciudad.
“Yo vivo un caso similar al que estaba pasando Nicolás, y cuando leí la noticia de su pelea por revincularse con su hija, me impactó de una forma que me puso muy mal. Me angustié mucho. Fue un detonante que me hace pensar que el tema debe enfocarse más desde el lado del derecho del niño, en este caso de una nena a la que se le murió el papá, no lo tiene más”, señala.
-¿Por qué te impactó particularmente lo de Nicolás? ¿Cuál es tu historia?
-Yo tengo una nena de 7 meses. Nació el 7 de enero. Tuvimos muchos conflictos con mi pareja desde el momento del embarazo en adelante. Y un día, la mamá de mi hija armó el bolso y se fue de mi casa y se volvió a Bahía Blanca. Ella llevaba varios años en Tandil estudiando, estaba radicada acá y nosotros habíamos hecho un plan de familia, a partir de saber que íbamos a tener una hija. Pero después todo cambió y en mayo, tras muchos conflictos, ella se fue. Pero el problema que tengo es que hay un impedimento de vínculo con mi hija, porque continuamente me pone una traba, una excusa y no me permite vincularme con ella de una forma sana. Entiendo que mi ex confunde un problema de pareja, de dos personas adultas, con lo que es la crianza de una hija.
-¿Y qué pudiste hacer con eso desde el punto de vista legal?
-Y, estoy en una posición desfavorable. Hasta el momento, los recursos legales a los que pude acudir son lentos y poco eficaces.
-¿Pero no ocurre que no podés verla por una orden judicial, sino por una decisión familiar, digamos?
-No. Lo único legal, son las denuncias que hice yo por el impedimento de vínculo. Pero el problema es que cuando no hay un régimen de tenencia, es como si la situación no existiera. Como no hay nada escrito, es como que la otra persona no está cometiendo ningún delito, por decirlo de alguna manera. Entonces, como padre estoy a merced de que la madre de mi hija no me quiera atender la puerta, o el teléfono. La única herramienta que tengo, es ir y radicar una denuncia por el impedimento de vínculo, no me queda otra.
-¿Has viajado a Bahía Blanca y trataste de ver a tu hija y no te lo permitieron?
-La primera vez fue después de un mes de conflictos, con una orden de Cese de Perturbación de los Actos, que establece que entre las partes no puede haber agresiones, viajé a Bahía y la mamá de mi nena accedió a dejarme verla. Ahí pensé que las cosas se iban a ‘normalizar’, pero no, después volvió a lo mismo. Después volví a ir un día, en un viaje fugaz y llamé por teléfono, mandé mensajes, toqué timbre y no me atendieron nunca. Y quise hacer la denuncia en Bahía Blanca y no me la tomaron. Y ahora es continuamente, impidiéndome que vaya, poniéndome excusas o diciéndome que va a decidir ella cuando voy a ver a la nena. O que vamos a tener que arreglar con abogados. Pero todo en un lenguaje que la verdad, no me gusta, muy agresivo.
-¿En qué organismo has presentado tu caso?
-Toqué todas las puertas. En la Defensoría, en el Colegio de Abogados, en el Juzgado de Familia N°1, en la Comisaría de la Mujer y la Familia, en la Secretaría de los Derechos del Niño, en Protección Ciudadana, hasta hablé con una concejal del tema. Y acá quiero aclarar que no ataco a nadie, pero el problema es que no hay un protocolo de acción cuando el que va a denunciar es un hombre. No saben qué decirte, o qué hacer. En la Defensoría no quisieron tomar mi caso, porque como trabajo, soy monotributista y según parece, puedo pagarme un abogado particular. También me dijeron que como el que denuncia es un hombre, no pueden tomar ese tipo de casos. En Protección Ciudadana, lo que me ofrecieron es ayudarme a pagar el abogado cuando entre en vigencia una ordenanza que ya está aprobada para este tipo de casos. En estas instituciones, cuando aparecen casos que se salen un poquito de lo normal, digamos, no tienen herramientas, te dicen que no pueden hacer nada.
-¿Te buscaste un abogado?
-Sí. Conseguí un abogado. No me quedó otra. Que me dice que los tiempos de la justicia no son los mismos que los de las personas. Y yo lo entiendo. Sé que es así. Pero mientras tanto, mi hija crece, yo crezco, sus abuelos envejecen. Es muy angustiante.
-¿Y concretamente, hasta ahora, qué pudieron hacer?
-Iniciamos un trámite de tenencia, que le llaman Cuidado Personal Compartido. Pero el movimiento es muy lento. Por eso yo me relaciono con lo que en su momento les declaró Nicolás (Befumo), que él lo que pedía era ‘celeridad’, a los jueces. Yo pido lo mismo, porque cada día que pasa, es un día menos de ver a mi hija. Ahora hay que tratar de iniciar un régimen comunicacional paterno-filial, que consistiría en que yo pueda establecer un diálogo con la mamá de mi hija y que ella me conteste los mensajes o me atienda las llamadas, para yo saber cómo está la beba, qué le hace falta, si está bien, si duerme bien, si se ríe, esas cosas. Eso hoy no existe. Pasan varios días sin saber nada.
-O sea, que lo que percibís es que cuando en temas de género, el que se acerca a denunciar es un hombre, parece no haber resortes para darte una respuesta.
-Quizás los resortes están, pero son ineficaces. Depende de cuánto vos te muevas, exijas, te comuniques con los demás y qué nivel de acción tengas, porque si no, no avanza. A mí, en lo personal, esto me está haciendo muy mal, porque pasa el tiempo y no tengo respuestas. Lo que uso como motor, es pensar que en el día de mañana, para que mi nena esté bien, yo tengo que estar bien. Eso es lo único que me importa. Pero en el transcurso de todo esto, emocionalmente te afecta, porque no soy un robot.
-¿Le pasas alimentos?
-Sí. Le paso una cuota mensual o semanal. Lo que puedo, le voy mandando a una cuenta bancaria.
-¿Y contra vos hay denuncias por violencia familiar o de algún tipo similar?
-No tengo ninguna denuncia en mi contra que yo sepa. Eso es lo que me han dicho en la Comisaría y lo que me ha dicho mi abogado. Ni acá en Tandil, ni en Bahía Blanca. Yo he realizado denuncias contra ella. Y quiero aclarar que el foco de lo que a mí me motiva para hacer esto, no es ni la ineficacia del Estado ni la conducta de mi ex pareja que no lo apruebo de ninguna manera; pero a lo que yo le quiero dar peso, es al derecho que tiene mi hija de 7 meses, de tener a sus dos papás, más allá de nuestro conflicto. Ella debe poder tener una relación sana y generar el vínculo con los dos padres. Y hoy, lo que único que puedo hacer, es luchar por el derecho de ella, no tanto ya por el mío.
-¿Antes de que se conociera lo que estaba reclamando Nicolás, vos sabías que había otros hombres en una situación parecida?
-La verdad que no. Lo loco fue que el día anterior a la nota que ustedes publicaron de Nicolás, un amigo me cuenta que conocía a un chico que hace dos años que no ve a su hijo. Y ahora sé que hay otros más que están en la misma situación. Creo que el detonante fue la entrevista de Nicolás, pero no me imaginaba que a nivel local podía ser tan fuerte. Y eso me llevó a tomar una determinación, de por ejemplo, estar acá, hablando con ustedes. Me costó bastante, pero lo quiero hacer porque considero que algo tiene que cambiar.
-¿Y el resto de tu familia? ¿Cómo lo vive?
-Es algo que afecta a todos, a los tíos, a los abuelos. Todos vamos creciendo y el tiempo perdido no vuelve. Hay un conflicto general, en el que ¿quién tiene la culpa? No lo sé. En todo caso, la única que no tiene ninguna culpa es la nena. Aunque no es un tema de culpa, sino de ser empático con el otro. Y lo que no puede pasar es que alguien utilice a un hijo para realizar un acto de manipulación y obtener algún beneficio, del tipo que sea, de plata, tiempo, manipulación psicológica, etc. No está bien. Estas cosas deberían resolverse en la justicia de una manera mucho más rápida y más sencilla.
-Dijiste que te identificaste con lo que estaba viviendo Nicolás Befumo. ¿Qué te pasó cuando leíste sobre su muerte?
-Me angustié muchísimo. Estos temas te angustian, es una cosa muy delicada el alejar a los hijos de los padres. Es algo a lo que debería darse mucha importancia, porque todas las partes se ven afectadas, todas. En primer lugar, la del niño o niña. Pero lo de ese chico me partió la cabeza, literalmente, porque cuando yo iba a denunciar o golpeaba puertas, siempre decía, ‘qué, ¿tiene que pasar algo para que algo cambie?’. ¿Qué esperan, que uno se angustie hasta cierto punto…? Ojo, yo no estoy depresivo, ni he pensado en suicidarme, pero sí estoy muy angustiado, vivo angustiado, pero gracias a Dios tengo el apoyo de mi familia, de mis amigos, de mucha gente que me conoce y me dan fuerzas para salir adelante y así, me mantengo equilibrado. Pero siento que algo más tengo que hacer.